domingo, 14 de febrero de 2010

Mi amiga es anoréxica

Os voy a contar la historia de mi amiga María. María era una chica normal de 17 años, le gustaba salir con amigas, iba a discotecas, veía películas, leía libros, todas cosas normales para una muchacha de su edad. Además de esto María tenía una pasión : el teatro. Desde pequeña ella iba a ensayar tres veces a la semana, también participaba en las piezas escolares y nunca omitía ir a un espectáculo nuevo en el teatro local. Aún más, María procedía de una familia de artistas.
Todas estas circunstancias contribuyeron al desarrollo de la chica y un día ella recibió una propuesta que uno podía rechazar difícilmente. Y claro, ella aceptó, porque iba a participar en una compañía ambulante. A causa de los viajes que duraban largo tiempo y los constantes ensayos María empezó a perder su forma y adelgazar poco a poco. Pero en esta etapa unos dos o tres kilos menos no eran algo especial para que alguien le hiciera caso. Así pasaban los días y la chica desarrollaba su carrera y aún llego a participar en “Broadway”. A la edad de 24 años ella ya se había casado con un actor famoso y aunque tenía un hijo, ella no paraba de trabajar. Todos estos obstáculos hicieron su problema con el adelgazamiento aún más grave. En la prensa empezaron a publicarse artículos para su salud y su estado psíquico. Leyendo cosas como estas, María se vio obligada a consultar a un médico. El pronóstico era anorexia. Desde aquel entonces la vida de María cambió muchísimo. Ella empezó a prestar más atención a si misma, negaba las propuestas de los teatros y pasaba mucho de su tiempo en casa para ponerse en forma de nuevo.
Ahora dos años más tarde, María volvió al teatro para impresionar a su público de nuevo. Ella ha aprendido que la salud es la cosa la más importante y esencial en la vida que uno debe apreciar siempre.

martes, 9 de febrero de 2010

MI AMIGA ES ANOREXICA

Os voy a contar la historia de mi amiga Clara que tenía 16 años.
Todo comenzó cuando sus padres de divorciaron,ella no lo pasó bien como podemos imaginar,no salía con sus amigos, no asistía a clase, todo esto la condujo a una depresión. Después de seis meses de la separación de sus padres su madre empezó una relación con un hombre, ese hombre se fue a vivir a su casa, su madre era muy feliz junto a él y Clara creía que su padrastro le había quitado el cariño de su madre, ella pensó que para que su madre le hiciese caso tendría que hacer algo para llamar su atención.
Un día Clara estaba viendo la televisión cuando salió un caso de Anorexia y a ella se le ocurrió que si ella también tenía anorexia toda la atención de su madre sería para ella sin pensar en las consecuencias que esta enfermedad tendría y también Clara se veía un poco gorda(sin estarlo), pues así lo hizo dejó de comer y lo poco que comía iba al curto de baño y devolvía.
Pasaron dos meses desde que Clara comenzó a hacer esto,cuando su madre y su pareja se dieron cuenta ya que Clara tenía un cuerpo demasiado delgado, la madre se había ido dando cuenta pero creía que no tenía importancia ya que con esa edad el cuerpo cambia continuamente, pero Clara llegó a pesar 39kilos y medir 170cm, algunas de sus facciones muy pronunciadas, como los pómulos, codos, manos, muñecas y nudillos.
Su madre la llevó a un especialista y este la mandó a un psicólogo.
Clara tuvo varias secciones con este psicólogo y en una de ellas le contó el porque ella había hecho esto y seguiría haciéndolo porque aún se veía gorda y todavía su madre seguía con ese hombre, hasta que no se viera como una modelo y su madre rompiera la relación con su pareja ella seguiría perdiendo peso, el médico le contó que por esa enfermedad podría morir, pero a Clara eso no le importaba, ella sólo quería cumplir sus dos metas: verse como una modelo y romper la relación sentimental de su madre para que todo el cariño de su madre fuera para ella, el psicólogo habló con los padres de Clara(el padre también estaba allí) y le contó todo lo que le había contado Clara y que si querían salvar la vida de su hija tendrían que ingresarla en un centro especializado. Su madre se sentía fatal ya que se echaba las culpas ya que ella decía que tenía que haber estado mas tiempo con su hija.
Como el médico había dicho los padres de Clara la ingresaron en un centro especializado lo que hizo que Clara se viese aún más afectada porque ya no se sentía sin el cariño de su madre si no además su padre también la había dejado allí, ya Clara ni siquiera comía, ni se levantaba, ni hablaba hasta que llegó el día que pasó lo que nadie quiere que pase: el día de la muerte de Clara, para todos fue muy duro pero sobre todo para su madre que ahora se culpaba de la muerte de su hija y enloqueció quedando ingresada en un psiquiátrico.
Así acabó la historia de Clara,una historia que no se tendría que repetir jamás, ya que cada año hay más de 80.000 casos en España, con casi 500 ingresos hospitalarios y con más de 100 muertes.

FIN

martes, 2 de febrero de 2010

Transtornos Alimentarios


Bueno... ya he hecho mi texto. Espero que os guste por que a mi me gustó mucho escribirlo.
Aquí está:


La Nieve de Finlandia

No me gusta ir de paseo porque siempre que salgo me castigan por ser gordo. Si voy al supermercado: gordo; si voy a comprar ropa: gordo; si voy a comer fuera: más gordo. Me miran con unos ojos que casi me comen – no sé si es por ser gordo o por otra razón cualquiera, pero me miran así.
Hace algunos días fui al médico y la enfermera me confió que mis arterias estaban casi llenas de gordura y que cuando estuviesen obstruidas, la sangre no correría más. La sangre es vital; la sangre es la vida: tiene que correr. Sangre que no corre es vida que no se vive - es decir que la muerte me esperaba.
No puedo morirme. No puedo parar de venir a estas consultas porque si es así, dejaré de verla – a la enfermera. Pero esto estaba fuera de cuestión. Me recuso a morir. Se llama Ágata, la enfermera – no es un nombre muy bonito, pero es el suyo. Como todas sus cosas que no son perfectas se vuelven perfectas solo porque son suyas.
Todos los días la vía. Todos los días mi médico me decía que estaba mejorando, pero dentro de mí yo sabía que no.
No me importaba de no creer en el médico. Lo único que quería era saber de su sonrisa y de su olor – el de Ágata, claro.
Un día tuve un infarto: cerré los ojos y me dormí, libre. Cuando loa abrí vi que estaba acostado en cima de dos colchones en una cama de hospital. Mi médico, sorprendido, me dijo que si continuara así no me quedaba mucho más tiempo de vida. Por eso había que aprovecharlo bien. Le pregunté cuanto tiempo me quedaba al que me contestó que un mes o dos. No más que eso. Llamé a Ágata.
- Escúchame bien – le dije –: te quiero y no tengo mucho más tiempo para decírtelo. Así ya puedo morir feliz. No quiero que digas que me amas también. Ya no espero nada. Ahora, por favor, haz mis maletas que tengo que irme. Este hombre obeso tiene que ir de viaje.
Viajé… hasta Finlandia, por que nunca había visto la nieve.
La nieve en Finlandia es una cosa espléndida: primero son nubes que se encuentran para una simple conversa de amigas que luego se enfadan y aburren. Por fin se tiran espejos de hielo unas a las otras y cuándo llegan al suelo se transforman en lo que se ve: nieve.
Hice el check-in en un hotel en Laponia donde nieva siempre. Así que me dieron las llaves me fui a la habitación. Abrí las ventanas – la vista era espectacular – y me acosté. Pienso que cerré los ojos. No sé. No me acuerdo. Permanecí así mucho tiempo: acostado en mí cama. El teléfono sonaba y yo no quería atenderlo, pero el ruido me incomodaba y al final lo atendí. Era Ágata. Me dijo que se habían equivocado y no iría a morirme tan pronto.
Me quedé muy feliz porque a pesar de no querer ser gordo sabía que no iba a morir. Morir es la última cosa que quiero. La sangre que no corre en mis venas aún está caliente por eso quiero seguir viviendo.
Volví de mi viaje para donde los niños me castigan – “gordo” -; para donde veo a Ágata todos los días; para donde no nieva; nada. Y mi obesidad – aquella que me incita a estar siempre comiendo no va a cesar de existir. Sin embargo, yo tengo que aprender a aceptar los castigos – “gordo”. La vida es la cosa más esplendida hay como la nieve en Finlandia.
Las personas no piensan que por de dentro de esta fortaleza de obesidad está un corazón que bate y bate – tanto cuanto puede – hasta no poder más. Las personas se olvidan que también soy una persona con sus preconceptos, solo que más gordo que lo habitual.